La sombra del Golem, de Éliette Abécassis y Benjamin Lacombe

la sombra del GolemQuizá todo empezó con La mecánica del corazón. Las ilustraciones de un joven Benjamin Lacombe —tan tiernas y, a la vez, tan oscuras— casaron a la perfección con la historia de Mathias Malzieu. A muchos lectores nos recordó a los buenos tiempos de Tim Burton. Pero con el paso de los años, Benjamin Lacombe ha conseguido desmarcarse de esas comparaciones y ocupar un espacio propio. Por eso, ahora basta con que sus ilustraciones aparezcan en la portada de un libro para que este se convierta en el objeto del deseo de bibliófilas como yo.

Las magníficas ediciones de Edelvives de Cuentos macabros, de Edgar Allan Poe, y Nuestra señora de París, de Victor Hugo, ilustradas por Benjamin Lacombe, ocupan un sitio de honor en mis estanterías hace tiempo. Y al ver La sombra del Golem, escrito por Éliette Abécassis, pensé que sería un libro perfecto para hacerles compañía. Con los clásicos había ido sobre seguro: los había leído y disfrutado anteriormente. Pero ha sido una alegría comprobar que La sombra del Golem también me ha gustado por dentro tanto como por fuera. Y es que la historia que se narra en sus páginas es tan preciosa como las ilustraciones de Benjamin Lacombe que la acompañan.

Abécassis y Lacombe nos trasladan a la Praga de finales del siglo XVI. El emperador Rodolfo II, príncipe de la casa de los Habsburgo, gobierna un país que lucha desde hace años contra los protestantes, la ciencia, la alquimia y todo lo que esté relacionado de un modo u otro con los judíos. Estos viven recluidos en el gueto, pero el monje Tadeo, consejero del Rodolfo II, quiere expulsarlos del país de una vez por todas. Es entonces cuando Rabbi Yeouda Loew ben Bezalel, conocido como el Maharal de Praga, crea el Golem, una figura informe nacida de la tierra, el agua, el aire y el fuego. Se mueve como un títere a las órdenes de su creador, que lo utiliza para defender a los judíos de todos aquellos que pretenden hacerles daño. Y Zelmira, una niña de diez años, hija de alquimistas y testigo de estos increíbles acontecimientos, es quien nos los relata.

Éliette Abécassis y Benjamin Lacombe recrean la conocida leyenda judía que dio origen a la figura del Golem, un ser fantástico con gran influencia en la literatura, para hablarnos de ese convulso periodo en los países checos. Y entre realidad y fantasía, nos ofrecen una lectura filosófica sobre el significado y las consecuencias de la conciencia, la inteligencia, el amor y la libertad. Un cuento tan triste como esperanzador, que nos hace ver lo peor y lo mejor de los seres humanos.

Dicen que La sombra del Golem es una lectura recomendada para niños entre doce y catorce años, pero para mí los buenos libros no tienen edad. Menos aún uno como este, que transmite valores como la tolerancia (esa que no acabamos de interiorizar, por muchas veces que se repitan los hechos a lo largo de la Historia) y que, además, recupera un mito que hoy está en plena vigencia, pues plantea si es posible el dominio de la máquina sobre el hombre.

Por todo eso, La sombra del Golem ya luce en la primera línea de mi librería personal. Esta vez no solo quiero lucir su preciosa edición, sino que deseo que otros lectores sucumban al embrujo de su portada y se adentren en sus páginas. Así descubrirán que la verdadera belleza de este libro habita en el mensaje de su historia.

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