Libros infantiles de emociones
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Cerrar¿Andar con cuidado o ser cuidadoso? ¿Ser precavido o estar atento?
He aquí un muestrario de situaciones de cuidado... para vivir cuidadosamente.
¿Qué pasaría, si decidimos marcharnos cada vez que se nos pide esperar más tiempo del esperado? La vida es algo así como una «sala de espera».
Tú, ¿sabes esperar?
Este álbum ilustrado narra, de forma poética, tres aventuras de la vida de Mitama. La luna, los delfines y el volcán guían a la niña en un emocionante viaje en busca de respuestas en la naturaleza.
El pequeño ratón acaba de recibir una fantástica noticia: ¡va a tener un nuevo hermano! Pero, mientras espera, le surgen muchas dudas que sus padres van resolviendo. ¿Qué hace ahí dentro todo el tiempo? ¿Nadará como un boquerón? ¿Tocará el tambor? ¡No deja de hacerse preguntas!
Braulio es un abusón que se mete con todos los pequeños animales en el patio del colegio. Que si a Mariyln le quedan muy feas las coletas, que Gabriel es tonto porque no sabe atarse los cordones... Hasta que llega Sandra, una niña nueva.
«¡Abuela, deja de hacer fotos!», le repite con fastidio una niña a su abuela, que no se despega jamás de su cámara, estén donde estén. ¿Por qué será tan importante para la abuela hacer tantas fotos?
Es hora de irse a la cama pero… ¡Lobín no tiene nada de sueño! Una y otra vez llama a Papalobo para que le lleve agua, le lleve a hacer pis o le lea un cuento. Hasta que Papalobo se enfada de veras.
¡Hoy a Ágata le sale todo mal! La pequeña leona está enfadada y parece que sus amigos no la pueden ayudar. ¿O será que ella no les deja?
Annie es un pequeño hámster, curioso y muy travieso, que siempre mete la nariz en todas partes. Lo que más le gusta es recorrer el mundo, siempre en compañía de sus hermanas. Juntos descubren paisajes, conversan con animales… ¡Y se revuelcan por el barro!
Un libro-marioneta para jugar a dar sustos y tomar el pelo al lobo.
Esta mañana, ¡HIP!, el lobo feroz se ha despertado, ¡HIP!, con un pequeño problema, ¡HIP!, ¡HIP! ¿Quién podrá darle un buen susto para que se le quite el hipo?
Don Gregorio se dedica a enseñar pisos a posibles compradores. Un día ha de mostrar uno que, para su sorpresa, tiene cierto aire familiar. Y no es para menos, ¡es la casa en la que pasó su infancia!